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Mostrando entradas de marzo, 2009

¿Tiene sentido el sufrimiento?

Quizá como ninguna realidad humana, el sufrimiento ha sido descrito, estudiado, meditado y expresado en sus múltiples manifestaciones a lo largo de toda la historia. Y, sin embargo, hay que dejar bien claro desde el principio que no se llega a conocer de verdad lo que es el sufrimiento más que por la vía de la experiencia al vivo, bien mediante la vivencia del sufrimiento en uno mismo, bien mediante la presencia asidua junto a los sufrientes de sus cuidadores –familiares, profesionales sanitarios, agentes pastorales o voluntarios- y permitiendo estos que aquellos les transfieran una parte de sus padecimientos. No es difícil encontrarse con personas que sufren y preguntan ¿por qué me ha tocado esto a mí?, ¿cuál es el motivo de mi sufrimiento? Los interrogantes son expuestos con toda crudeza a los agentes de pastoral de la salud. Ante ellos no se pueden dar respuestas falseadas ni salir por la tangente obviando el problema. Hemos de ser lo suficientemente serios para no tomar a broma el ...

El sufrimiento en el hombre

El sufrimiento entra en el hombre en distintos momentos de nuestra vida, se realiza de diferentes maneras; asume dimensiones diversas; sin embargo, el sufrimiento es inseparable de la existencia terrena del hombre; por ello la Iglesia, que nace del misterio de la redención en la cruz de Cristo, está obligada a buscar el encuentro con el hombre, de modo particular en el camino del sufrimiento. De aquí se deriva que el sufrimiento humano suscita compasión, respeto y, a su manera atemoriza, llegando a tocar en el hombre la más profunda necesidad del corazón y también el profundo imperativo de la fe. El hombre sufre de diversos modos, no siempre considerados por la medicina, ni siquiera en sus más avanzadas ramificaciones, ya que el sufrimiento es algo todavía más amplio que la enfermedad, más complejo y, a la vez, aún más enraizado en la humanidad misma. Cuando distinguimos entre el sufrimiento físico y moral, la misma tiene como fundamento la doble dimensión del ser humano: corporal y es...

La escucha que nos convierte

Estamos en tiempo de cuaresma, tiempo de conversión, lo primero que nos podemos plantear es: ¿de que tenemos que convertirnos? En la sociedad en la que vivimos, en la que muchas veces impera el relativismo, probablemente hay poco para convertir; sin embargo, me animo a poner una frase que probablemente nos pueda invitar a la conversión: «Este es mi Hijo amado. Escuchadlo» ¿Cómo escuchamos? ¿Podemos convertir nuestra escucha? Aunque parezca ilógico, para escuchar sólo se necesita el corazón bien dispuesto, estar abiertos no sólo al que nos rodea, ante el que nos paramos, al que atendemos,… sino también estar abiertos a aquellos documentos eclesiales que tanto nos pueden aportar a nuestra formación, y por tanto, también a nuestra forma de movernos, de compartir con los demás, de ser y de estar en el mundo; me estoy refiriendo a documentos como Sacrosanctum Concilium, Ecclesia de Eucharistia,… documentos, entre otros, con los que nos podemos formar; documentos que nos invitan a abrirnos a...