Hace unos años los valores de la sabiduría, la experiencia, la ternura, etc., eran los baluartes de nuestra sociedad, pero hoy en día se da más valor a lo que es rentable, útil, exitoso, rechazando todo lo que resulte viejo, enfermo o estéticamente desagradable, sobre todo si supone una carga o un estorbo social. Sin embargo, como afirma Hume, deberíamos «conceder a nuestro corazón un cierto grado de benevolencia, por pequeño que sea; alguna chispa de simpatía o de amistad hacia el género humano. Por muy débiles que supongamos que sean estos sentimientos generosos, y aunque resulten insuficientes para mover una mano o un dedo de nuestro cuerpo, deben, sin embargo, dirigir las determinaciones de nuestra mente; y en igualdad de circunstancias, darán lugar a una fría preferencia por lo que es útil y servicial para la humanidad» [1] . En este sentido, las personas que sufren, y quiero incluir aquí a aquellas que se encuentran al final de la vida, nos pueden ayudar a realizar una convivenci...
Virgen consagrada. Licenciada en farmacia y en estudios eclesiásticos, máster en pastoral de la salud, bioética y cuidados paliativos. Acompaño en el límite, en la escucha y en la presencia. Profesional del SAER y docente en San Juan de Dios. ✉️ @pasbiopal