Padre misericordioso que estás en todos los pequeños: los niños, los ancianos, los enfermos, las víctimas de las guerras y los refugiados. Santificado seas porque Tú acoges a todos. Tus padres, María y José, también fueron rechazados. Venga a cada uno de nosotros, a toda la familia hospitalaria, tu Reino de amor, de misericordia y de compasión. Que se haga tu voluntad en la tierra de cada uno de nuestros corazones: los enfermos y quienes les atendemos. Y perdona todas las veces que no hemos sido pacientes y hospitalarios. Y no nos dejes caer en la tentación del cansancio, del desaliento y de la rutina. Líbranos, Señor, de todo este mal. Amén.
Virgen consagrada. Licenciada en farmacia y en estudios eclesiásticos, máster en pastoral de la salud, bioética y cuidados paliativos. Acompaño en el límite, en la escucha y en la presencia. Profesional del SAER y docente en San Juan de Dios. ✉️ @pasbiopal