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Mostrando entradas de 2010

FELIZ NAVIDAD 2010

'LA DISCAPACIDAD' ES AMOR

Quiero empezar por esta descripción: se trata de un ser indefenso, al que hay que cuidar, no se le puede dejar sólo durante mucho tiempo porque ni siquiera se vale por si mismo para realizar sus AVD’s (actividades en la vida diaria), de hecho, si preguntamos a su cuidadora principal, en la escala Barthel tendría un cero; incontinencia total, para algunos imposible mantener una conversación coherente, sólo te mira, sonríe, se puede pasar el día llorando, como puede ser que sonría constantemente, probablemente te encante contemplarlo,… Hay que darle de comer, beber, escoger los alimentos adecuados, bañarlo, también hay que acariciarlo, mimarlo, es mejor no hacer mucho ruido en su presencia, pasa la mayor parte del día en una cama, no controla mucho el movimiento de su cabeza, hay que estar pendiente de ponerle una mantita para que esté abrigado, hay que cuidarlo con mucha delicadeza, tener paciencia, y lo cuidamos en casa ¡qué trabajo! ¿verdad? Ahora bien, es un ser que te hace salir de ...

ORAR CON LOS CINCO SENTIDOS

Vamos tan deprisa por la vida que apenas si nos damos cuenta de las maravillas que se encierran en nuestro propio cuerpo: • La maravilla de ver…   (mirar a personas enfermas: Lc 13, 12) • La maravilla de oír…    (a la escucha de las necesidades de la gente: Jn 5, 6) • La maravilla de gustar…    (su buen gusto al crear: Gn 1, 1-31) • La maravilla de oler…    (irradiar el buen olor de Cristo: 2Cor 2, 15) • La maravilla de tocar…   (curar con las manos: Mc 1, 40-45) 1. ORAR CON LA VISTA Se puede mirar de muchas maneras… Pero sólo una es la adecuada. ¡Aprender a mirar Es un ejercicio imprescindible! “El más excelso acto de amor que puedes realizar no es un acto de servicio, sino un acto de contemplación, de visión. Cuando sirves a las personas, lo que haces es ayudar, apoyar, consolar, aliviar su dolor… Cuando las ves en su belleza y bondad interiores, lo que haces es transformar y crear” (Anthony de Mello) 2. ORAR CON EL OÍDO Hay un dicho q...

EL MORIR

El morir pertenece a la vida como su última fase. Por esta razón, debe ser considerado como su momento final. Interpela, por tanto, la responsabilidad terapéutica del agente de la salud, no menos que todos los otros momentos del vivir humano. El moribundo no debe ser declarado como incurable y abandonado a su soledad y a la de la familia, sino que va encomendado al cuidado de médicos y enfermeras. Éstos, actuando e integrándose con la asistencia de capellanes, asistentes sociales, voluntarios, parientes y amigos, le dan soporte al agonizante para aceptar y vivir la muerte . Ayudar a una persona a morir significa ayudarla a vivir intensamente la última experiencia de su vida. Cuando sea factible y el interesado lo desee, concédasele la posibilidad de terminar su vida en familia con oportuna asistencia sanitaria. Al enfermo terminal se le practica el tratamiento médico que contribuye a aliviarle el sufrimiento del morir. En esta perspectiva entra la así llamada cura paliativa o sintomáti...

LA ÉTICA DEL CUIDADO

Cuando el enfermo esta en situación de terminalidad, en la que ya no se puede recuperar la salud, una atención curativa ya no tendría sentido, porque incluso podríamos pecar de obstinación terapéutica, es entonces cuando la necesidad de cuidado se hace más palpable. Es claro el avance en cuanto a cambio de mentalidad que se ha dado en los profesionales sanitarios, de formación y tradición curativa, el salto cualitativo que se ha dado por una mejor atención al enfermo es impresionante, ya no se trata de cuidar, sino también de curar, por ello lo de curar-cuidar en equilibrio como un único objetivo. Ya se está incorporando el cuidado a la práctica clínica diaria, y esto se palpa principalmente en las unidades de cuidados paliativos. Hace ya más de diez años que desde la Bioética se planteó que los fines de la medicina deberían ir más allá de la curación de la enfermedad y el alargamiento de la vida. El grupo internacional de trabajo del Hastings Center que participó en el proyecto, consi...

El gran perdonador

El nuevo testamento presenta a Jesús como el gran perdonador, el gran terapeuta del perdón. En Él se hace presente toda la misericordia de Dios. Jesús se preocupaba de las personas en su totalidad, descendiendo hasta su misma interioridad, hasta su corazón; al perdonar, Jesús desencadena en el perdonado un proceso de reajuste total. En Jesús se revela la misericordia, no la violencia. La encarnación es el abajamiento de Dios (kénosis de Dios). Es la señal de que Dios no es violento. Ama a todos, porque es el icono de Dios y Dios es Amor (1 Jn 4, 8). Jesús presenta a su Abba no como patrón, sino como amigo; no como dominador, sino como servidor; afirma que las cosas esenciales no son reveladas a los sabios, sino a los pequeños (Mt 11, 25; Lc 10, 21). EI hilo conductor de la historia, iniciada por Jesús, es la reducción de las estructuras fuertes, la renuncia a la violencia y el eficientismo; por eso, recomienda tanto el perdón e invita a volver a empezar una y otra vez (¡hasta setenta v...

Exequias

Es saludable poder decir adiós al ser querido muerto, ritualizar la despedida, honrar su memoria, agradecer su existencia... Conforta a los compañeros escuchar lo significativo que fue su ser querido para ellos, que será recordado positivamente... En la liturgia de las exequias (responso, funeral, despedida del cadáver, etc.) la finalidad de los ritos cristianos no es venerar los cuerpos sino celebrar la memoria del difunto, afirmar el valor de la vida y situar el acontecimiento de la muerte en el horizonte de la pascua de Cristo. Estos actos litúrgicos dan un sentido de continuidad a la vida y fomentan la pertenencia al pueblo de Dios. A su vez, facilitan la elaboración del duelo al contribuir a: Afrontar la realidad de la muerte sin negarla u ocultarla. Exteriorizar la pena liberando las emociones. Reavivar la fe y la esperanza en los presentes. Despedir comunitariamente a un paciente del centro. Reflexionar sobre la muerte evangelizando la vida. El duelo se “hace” en estos “lugares”...

Muerte y Resurrección del Hijo

Muerte y resurrección del Hijo tiene relación con la Misericordia del Padre. La fidelidad y el amor de Dios se ha expresado al máximo en el sacrificio redentor del Hijo. El Padre no ha retrocedido ante el sacrificio de su Hijo, sino que en ese momento crucial de la historia de la salvación ha permanecido fiel a sí mismo y fiel a las promesas hechas al hombre. El texto de Filipenses nos dice que Dios “se despojó de sí mismo tomando condición de esclavo. Asumiendo semejanza humana y apareciendo en su porte como hombre, se rebajó a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de cruz.” [1] El Dios omnipotente renunció a la voluntad de poder: “estoy en medio de vosotros como el que sirve”. (Lc 22, 27) El Dios omnipotente no destruye mecánicamente el mal y la muerte, sino que lo asume. Por esto, ante el sufrimiento de los inocentes, o los episodios ‘absurdos’ de la vida, nuestro Dios se muestra como debilidad invencible. Y porque Dios se manifiesta como débil, por eso sufre ...

FE, ESPERANZA Y CARIDAD

En el dolor y en el sufrimiento hay como un espacio común, por el que pasamos todos, pero es un espacio en el que muchas veces no queremos entrar, y cuando lo hacemos queremos huir de él, porque solidarizarnos con el sufrimiento del otro, también produce sufrimiento; pero, el expulsar de nosotros este espacio común nos impediría hablar de quién es el Dios de Jesucristo; de las relaciones de fe, esperanza y amor; y de relaciones de dependencia que se posibilitan. Además, el creer precisa de una luz externa que nos es gratuitamente dada, y también de una luz interior que es capaz de otear desde el corazón y no sólo desde la superficialidad. Con el paso de los años, nos damos cuenta que la fe, la esperanza y la caridad, llegan como dones, que nos hacen salir de nosotros mismos, ya no se trata de buscar culpables, sino con la confianza puesta en Dios aportar nuestro granito de arena al bien común, ver como Dios se abaja en forma de cualquier realidad que no llegamos a comprende...

FE, ESPERANZA Y CARIDAD

En el dolor y en el sufrimiento hay como un espacio común, por el que pasamos todos, pero es un espacio en el que muchas veces no queremos entrar, y cuando lo hacemos queremos huir de él, porque solidarizarnos con el sufrimiento del otro, también produce sufrimiento; pero, el expulsar de nosotros este espacio común nos impediría hablar de quién es el Dios de Jesucristo; de las relaciones de fe, esperanza y amor; y de relaciones de dependencia que se posibilitan. Además, el creer precisa de una luz externa que nos es gratuitamente dada, y también de una luz interior que es capaz de otear desde el corazón y no sólo desde la superficialidad. Con el paso de los años, nos damos cuenta que la fe, la esperanza y la caridad, llegan como dones, que nos hacen salir de nosotros mismos, ya no se trata de buscar culpables, sino con la confianza puesta en Dios aportar nuestro granito de arena al bien común, ver como Dios se abaja en forma de cualquier realidad que no llegamos a comprender y que cons...