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Mostrando entradas de noviembre, 2024

Elegidos para servir y para amar

En la vida cristiana, la palabra "elegidos" no se refiere a un privilegio especial que nos pone por encima de los demás, sino a una llamada que nos invita a una misión de servicio y entrega. Es un recordatorio de que hemos sido escogidos para ser testigos del amor de Dios en el mundo, no desde la ostentación, sino desde la humildad, la sencillez y la autenticidad. Ser elegidos implica una profunda responsabilidad:  servir y amar  como lo hizo Jesús. Esto significa vivir con la mirada puesta en los demás, especialmente en los más vulnerables, convirtiendo cada gesto en un signo de hospitalidad y misericordia. Cristo nos invita a vivir con alegría, no una alegría superficial, sino aquella que brota de la certeza de que Él camina con nosotros, animándonos con su Espíritu. Esa presencia nos da fuerza para luchar por la verdad y la justicia, a pesar de las dificultades y los desafíos. Ser elegidos también nos interpela a abandonar la búsqueda de poder, privilegios o reconoci...

Jesús llora sobre Jerusalén, pero también nos llama a construir esperanza

El Evangelio de hoy (Lucas 19, 41-44) nos presenta a Jesús llorando sobre Jerusalén, una ciudad que, llamada a ser casa de paz, se ha dejado cegar y camina hacia la destrucción. Este pasaje resuena en nuestra vida cotidiana, porque, como Jerusalén, muchas veces experimentamos dolor al ver el sufrimiento, las injusticias o nuestras propias limitaciones; muchas veces nos perdemos en nuestras preocupaciones y no reconocemos al Señor que camina a nuestro lado. Sin embargo, Jesús nos enseña que no podemos quedarnos solo en las lágrimas; debemos reconocer su presencia y actuar desde la esperanza.   Jesús nos llama a abrir los ojos del corazón.   Reconocer a Dios no es solo saber que está ahí; es sentirlo en lo profundo, percibirlo en los detalles del día a día: en una sonrisa, en el aire fresco, en un gesto de cariño. Jesús está presente incluso en medio de nuestras tormentas, pero su presencia puede pasar desapercibida si nuestra mirada se queda en las sombras. Abrir los ...