Ir al contenido principal

LA BIOÉTICA, REFLEJO DEL PADRE, COMO APUESTA POR LA VIDA



Continuando con la entrada anterior:

La Bioética podría simbolizar al Padre, como apuesta por la vida, se trataría de caminar hacia el crecimiento interno de la persona, de estudiar y valorar cuándo una actuación humaniza o deshumaniza el final de la vida; por ello, la importancia de que los grandes avances médicos, biológicos y técnicos, que se van dando actualmente en nuestra sociedad, vayan de la mano de un acompañamiento ético, en un intento de conseguir que la finalidad de estos avances sean para dignificar el final de la vida, porque hablar de ética en relación al final de la vida significa hablar del bien y del mal, de la bondad o maldad de las acciones humanas y de los valores inherentes a ellas. El padre es el dador de la vida, se le atribuye a él la obra de la creación y el plan de salvación. El mundo ha sido creado «por una decisión totalmente libre y misteriosa de la sabiduría y bondad»[1] del Padre. Si atribuimos al Padre la obra de la creación, consecuentemente, también podemos atribuirle a Él la fuerza de la razón, estableciendo un puente entre la creatura y la capacidad de razón para orientar el comportamiento humano; lo cual me sirve de lazo de unión con la bioética, como medio conciliador en el que se conjuguen las premisas de la ética teleológica del utilitarismo y la del deber por el deber propia del deontologicismo, reduciendo la subjetividad que caracteriza a ambas posturas, para deliberar sobre los posibles dilemas éticos del final de la vida. El ser humano, ha sido creado para amar, para vivir trinitariamente las relaciones humanas, para ser instrumento de misericordia, por tanto, «es urgente una movilización general de las conciencias y un común esfuerzo ético, para poner en práctica una gran estrategia en favor de la vida. Todos juntos debemos construir una nueva cultura de la vida: nueva, para que sea capaz de afrontar y resolver los problemas propios de hoy sobre la vida del hombre»[2]. Eso es lo que enseña la filosofía del ser humano, ser, como «decía Zubiri, animal de realidades, animal que se hace cargo de la realidad, y como decía Ellacuría, animal que además de hacerse cargo de la realidad carga con ella, el animal vulnerable hecho animal responsable»[3].


[1] «Constitución dogmática Lumen gentium, sobre la Iglesia», en Concilio Ecuménico Vaticano II. Constituciones, Decretos y Declaraciones, BAC Madrid 2004, 69-78.
[2] JUAN PABLO II, Evangelium vitae. El evangelio de la vida, 1995, en línea, http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_25031995_evangelium-vitae_sp.html (Consulta el 10 de febrero de 2011)
[3] J. MASIÁ CLAVEL, Animal vulnerable y reconciliable, 2007, en línea, http://antropologiajmasia.wordpress.com/2010/04/11/animal-vulnerable-y-reconciliable (Consulta el 12 de febrero de 2011).


Norka C. Risso Espinoza

Comentarios

Entradas populares de este blog

Un año nuevo, un horizonte nuevo: vivir la esperanza

  ¡Feliz Año 2025, Año del Jubileo de la Esperanza! Comenzamos un nuevo año cargado de promesas, un tiempo para mirar al futuro con ilusión y abrazar el presente como un don de Dios. Todo lo que hemos vivido, con sus alegrías y aprendizajes, nos impulsa hacia un 2025 lleno de posibilidades. Este momento, en el que dejamos atrás un año y nos preparamos para abrazar uno nuevo, nos invita a detenernos. No para quedarnos atrapados en el pasado, sino para mirar todo lo vivido con gratitud: lo bueno, lo difícil, lo inesperado. Dios nos ha acompañado en cada paso, sosteniéndonos aun cuando quizás no lo percibíamos, y en su amor infinito, nos sigue impulsando hacia adelante. " Dad gracias en toda circunstancia, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús " (1 Tesalonicenses 5, 18). Que la gratitud sea la llave para abrir nuevas puertas. Que la esperanza nos impulse a soñar sin límites. Que la alegría y el amor guíen cada uno de nuestros pasos. Que la conf...

El valor de las acciones junto al de nuestras palabras

Había una vez un humilde carpintero que vivía en un pequeño pueblo. Sus manos eran expertas en tallar la madera, y con paciencia y amor creaba muebles que duraban generaciones. La gente del pueblo lo elogiaba constantemente. "¡Qué hermoso trabajo haces!", le decían. "Tus mesas son las mejores que hemos visto". Pero, cuando se trataba de encargar un nuevo mueble, muchas veces preferían a otros carpinteros del pueblo o compraban muebles de menor calidad en otros lugares. El carpintero escuchaba los halagos, pero pronto se dio cuenta de que, a pesar de las bonitas palabras, no se le tenía en cuenta cuando realmente importaba. Poco a poco, empezó a sentir que no valoraban su trabajo. Se dio cuenta de que no era cuestión de escuchar lo que decían, sino de observar lo que hacían. "No me sirve de nada que me digan que mis muebles son los mejores, si luego buscan a otros para hacerlos" , pensaba. Un día, tras reflexionar en oración, decidió tomar una decisión imp...

Más allá del espejo: el autoconcepto en la mirada de Dios

Últimamente me han definido de una manera que me ha herido, y eso me ha llevado a cuestionarme mi autoconcepto. Vivimos rodeados de opiniones, etiquetas y expectativas . Desde que nacemos, la mirada de los demás va moldeando la imagen que tenemos de nosotros mismos. A veces, nos reconocemos en ese reflejo; otras, nos sentimos ajenos a él. Nos preguntamos si somos lo que los demás dicen, lo que proyectamos, lo que hacemos… Pero, ¿es esa nuestra verdad más profunda? Para descubrirnos de verdad, hay una pregunta que puede cambiarlo todo: ¿Quién dice Dios que soy? Su mirada es la única que nos ve con absoluta claridad, sin distorsiones ni condiciones. En ella encontramos la respuesta que da sentido a nuestra identidad. La construcción del autoconcepto: una mirada desde la fe Hay momentos en la vida en los que sentimos la necesidad de hacer silencio y preguntarnos: " ¿Quién soy realmente? " No quién dicen los demás que somos, ni la imagen que proyectamos, sino lo que en...