En la noche estrellada de la Epifanía,
Reyes Magos guiados por la luz divina,
traen consigo dones de oro, incienso y
mirra,
símbolos de amor que la vida ilumina.
El oro, resplandece como el sol
radiante,
riqueza de momentos que nos llenan de
gozo,
el incienso, fragancia que eleva el
espíritu,
motivando a seguir un camino hermoso.
La mirra, aroma que sana las heridas,
transformando las penas en dulce
melodía,
en este giro a la vida, un asombro nos
abraza,
deslumbrante caricia que al alma guía.
En la Epifanía del Señor, hallamos la
paz,
alegría que brota como manantial eterno,
caminamos con fe, con amor como faro,
descubriendo en cada día un nuevo
invierno.
En la cuna humilde, el Niño Dios reposa,
símbolo divino de amor y humildad,
Reyes Magos postrados, adorando con
devoción,
su luz guía el camino, despertando
felicidad.
Oro, incienso y mirra, ofrendas de
corazón,
a los pies del pequeño Rey se
despliegan,
adoramos con gratitud, en cada paso
hacia Él,
cautivados por su paz, nuestras almas se
entregan.
Que la Epifanía sea un renacer radiante,
un canto de esperanza, un abrazo de luz,
en el sendero de la vida, con pasos
firmes,
danzamos al ritmo del amor que reluce.
@pasbiopal
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