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Mostrando entradas de julio, 2008

Acompañamiento espiritual al enfermo

El acompañamiento es un servicio de mediación a la persona que busca el sentido de su vida desde la coherencia interna, la interiorización de significados y las propuestas de futuro. Significa: Ø Disponerse a entrar en tierra sagrada “descalzos” libres de algunas tendencias más o menos arraigadas como - las de moralizar sobre lo que el enfermo dice, siente, ha hecho… - la de responder con frases hechas y consuelos baratos… - la tendencia a investigar o a llenar la visita de preguntas - la tendencia a decir al otro lo que tiene que hacer, sentir o pensar - la tendencia a decir aquello que uno mismo no se cree Ø “Hacerse cargo” de la experiencia ajena, dar hospedaje en uno mismo al sufrimiento del prójimo, así como disponerse a recorrer el incierto camino espiritual de cada persona, con la confianza de que la compañía sana ayude a superar la soledad, genere comunión y salud en el sentido holístico. Ø Generar salud, quien acompaña, con una discreta presencia, genera mayor confort físico, ...

La familia del enfermo

A lo largo de la historia, la familia ha sido y sigue siendo, la primera y más importante institución asistencial del mundo sanitario, lo es por su cercanía, por las prestaciones que ofrece, por su comunicación, su participación, su presencia y afectividad, y, principalmente por su amor fraterno y servicial hacia el enfermo, su ser querido. Cuando una persona enferma, la familia también enferma y se ve afectada, a veces profundamente. La enfermedad trastorna el ritmo de vida de toda la familia, puede desestabilizarla y suele producir desequilibrios emocionales. La familia necesita al igual que el enfermo, y a veces más, que se promueva y acompañe el desarrollo de la parte espiritual, dentro de la asistencia integral del paciente. El primer momento de intervención que se realiza con la familia, se produce en el momento de la acogida, es cuando podemos empezar a dar un apoyo humanizado, primero tenemos que conocer a la familia, acercarnos y escuchar sus problemas, según las necesidades, ...

La gratificante labor de los médicos del alma

La gratificante labor de los médicos del alma Publicado en VIDA NUEVA el 30-05-08 “Los capellanes estamos a disposición de las necesidades espirituales del enfermo” Con motivo del debate suscitado desde diversos medios de comunicación por la presencia del Servicio de Asistencia Religiosa dentro de los comités de bioética de los hospitales públicos de la Comunidad de Madrid, Vida Nueva ha querido acercarse a conocer de primera mano cuál es la auténtica realidad de los capellanes hospitalarios. Para el sacerdote Víctor Hernández, miembro del comité de bioética del hospital madrileño Gregorio Marañón, ésta es un polémica “que surge interesadamente y fuera de contexto”. Hernández defiende que “los comités de bioética no deciden ningún tratamiento, sino que son un órgano consultivo donde se aprueba un dictamen orientativo, y, lógicamente, dejar fuera la dimensión espiritual del enfermo sería un error”. El capellán del Gregorio Marañón resalta que no se trata de cubrir puestos, sino de aport...

¿Teoría de la verdad?

El problema de la verdad ha supuesto una cuestión fundamental a responder durante toda la historia del pensamiento. Ha sido abordado desde múltiples corrientes de pensamiento y se han ofrecido respuestas igual de dispares acerca de la posibilidad o no de alcanzar la verdad. El hombre no se ha conformado con mirar al horizonte sin preguntarse por la veracidad de todo aquello que lo rodea, le afecta y conoce. La existencia del hombre es del todo ininteligible separada de la verdad. Una vida humana sin nada que ver con la verdad es, sencillamente, lo más opuesto a la vida humana. Porque la verdad es conciencia y es sentido. La vida humana aparece como quehacer, como realización de un para que, y por tanto, eso que llamamos verdad, tiene que patentizar la finalidad de la existencia humana, en un presente concreto que emerge del pasado histórico. La verdad hace referencia a las tres dimensiones de la temporalidad humana: - Aletheia: significa lo que no está oculto, se refiere sólo a las cos...

Duelo

Estamos en una cultura que cada vez se aleja más y acepta peor cualquier tipo de sufrimiento; por eso, las manifestaciones excesivas de dolor ante la muerte no tienen cabida en las ceremonias comunitarias. Hoy, la enfermedad, el sufrimiento, el envejecimiento se viven como un fracaso. Por tanto, tampoco se acepta la muerte, que es el último e inexorable ‘fracaso’ y, como no se puede evitar, se lleva en silencio, sin ceremonias que trasciendan de lo privado. En el ámbito individual, el dolor, la pena y el duelo son similares e incluso más intensos que en épocas anteriores. El dolor se vive en la intimidad, e incluso el hacer excesivas manifestaciones de dolor se considera como exageraciones. Antiguamente la ‘buena muerte’ era la que llegaba poco a poco, la que daba tiempo para reconciliarse con Dios y con el prójimo. Sin embargo, la ‘mala muerte’ era la muerte repentina, la que había venido a hurtadillas y segado la vida sin que el moribundo hubiera tenido tiempo de poner en orden su vi...

Salud de Dios para los hombres (III)

No podemos renunciar al “misterio” que envuelve al sufrimiento, ni a la parcialidad de nuestra comprensión por lo limitado de nuestro saber y conocimiento, pero tampoco podemos renunciar a la oportunidad que nos brinda Dios de hacernos saber como en el caso de Abel, en el del propio Israel, en el de su propio Hijo y en tantos como se han dado y se darán a lo largo de la historia, que el sufrimiento humano está presente en la historia del hombre y a la vez en las manos de Dios que no se despreocupa, sino que escucha el clamor de su pueblo, la voz del indigente, la llamada de sus criaturas. En la carta apostólica Salvifici doloris, Juan Pablo II expresaba el deseo de que el sufrimiento ayude a “irradiar el amor al hombre, precisamente ese desinteresado don del propio yo a favor de los demás hombres, de los demás hombres que sufren”, y añadía: “el mundo del sufrimiento humano invoca sin pausa otro mundo: el del amor humano; y aquel amor desinteresado, que brota en su corazón y en sus obra...

Salud de Dios para los hombres (II)

Pero no sólo hay preguntas, también respuestas de Dios, jalonadas desde dentro de la Historia de la Salvación, en un proceso de crecimiento en el que se va descubriendo el error de interpretaciones humanas y la verdad de Dios. Por eso, la Sagrada Escritura recoge en su interior la realidad del hombre, sus cuestionamientos más profundos y la respuesta de Dios a los mismos, que habrá que saber descubrir y asumir, ya que en la Sagrada Escritura tiene cabida todo lo que se refiere al ser humano y a su destino. Es lo que intentaremos ir descubriendo en esta página, recordar un problema y una realidad que tenemos presente a menudo en nuestras vidas: la enfermedad y el sufrimiento. Nos adentrarernos en la Revelación para en ella descubrir el mensaje de Dios para el hombre que sufre. Y para ello podremos recorrer especialmente el Libro de Job, el justo que sufre. Pero sobre todo intentaremos adentrarnos en el Gran Libro abierto que es Jesucristo, la Revelación absoluta y definitiva, “salud de ...

Salud de Dios para los hombres (I)

“Por ser imagen de Dios infinito, el hombre es indefinido, nunca concluso, en perpetuo cambio inventivo, descubridor, creador en el sentido de estar asociado a la creación. Y es capaz de comprender la realidad, de escapar a su limitación para envolver en cierta medida el universo entero y hasta a su creador” [1] . Junto con la consecuencia de ser la primera maravilla de la creación, el hombre se experimenta a sí mismo con una fuerte carga de limitaciones que le frustran en su proyecto de plenitud. Hoy, la respuesta a esta situación la busca principalmente en la ciencia que le haga superar la finitud, al mismo tiempo que se afana por vivir profundamente las oportunidades temporales que tiene. Sin embargo, el interrogante permanece, la duda del ¿por qué? sigue estando presente. Y aunque de distinta manera que la ciencia, también hay una búsqueda de sentido, de respuestas que ayuden a vivir. Y es la pregunta que la historia y el mismo hombre le han dirigido a Dios: ¿Por qué tenemos que su...

Cantico del Anciano

Dichosos los que me miran con simpatía. Dichosos los que comprenden mi lento caminar. Dichosos los que hablan en voz alta para minimizar mi sordera. Dichosos los que estrechan con calor mis manos temblorosas. Dichosos los que se interesan por mi lejana juventud. Dichosos los que no se cansan de escuchar las historias que con frecuencia repito. Dichosos los que comprenden mi falta de cariño. Dichosos los que me regalan parte de su tiempo. Dichosos los que se acuerdan de mi soledad. Dichosos los que me acompañan en el sufrimiento. Dichosos los que alegran los últimos días de mi vida. Dichosos los que me acompañan en el momento del paso. Cuando entre en la vida sin fin me acordaré de ellos ante el Señor. Autor desconocido