No estoy sola,
Tú caminas a mi lado.
En la danza de la tristeza, me encontré,
una melodía que acaricia, pero no me rompe.
Aunque me sienta ignorada, como una brisa,
en mi interior despierta la fuerza que me asiste.
En las sombras de la duda, encuentro luz,
un destello que ilumina mi propia virtud.
Quizás pisoteada por la incertidumbre,
pero mis pasos marcan una nueva senda.
Siento la bruma de la desvalorización,
pero en mi corazón florece la determinación.
No soy solo una nota en el silencio,
sino un verso resiliente, un eco de resplandor.
Aunque el desánimo toque a mi puerta,
abro las ventanas a la esperanza descubierta.
En cada lágrima, encuentro fuerza renovada,
un compromiso con mi propia alma empoderada.
Desde la tristeza surge mi propósito,
como un pétalo que se abre en un jardín hermoso.
Ninguneada, pero no derrotada,
en mi interior, la confianza es cultivada.
Deseo destilar lo mejor de cada experiencia,
como el sol que disipa la niebla con paciencia.
En mi ser, la resiliencia es una sinfonía,
un canto de alegría que rompe la melancolía.
Así, incluso en la tristeza, encuentro mi poder,
una fuerza interior que me impulsa a renacer.
No soy solo un capítulo oscuro,
sino un relato de superación que brilla en seguro.
Las heridas son peldaños hacia la superación,
cicatrices que narran la historia de mi transformación.
En la vulnerabilidad, te busco, y encuentro la Luz de la
fortaleza,
en el abismo, me haces descubrir mi propia grandeza.
No estoy sola,
Tú caminas a mi lado.
@pasbiopal
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