Lectura 1: Génesis 1,1—2,2 «Vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno»
Salmo: «Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra»
Lectura 2: Génesis 22,1-18 «El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe»
Salmo: «Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti»
Lectura 3: Éxodo 14,15—51,1 (LECTURA OBLIGATORIA)
«Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto»
Salmo: «Cantaré al Señor, sublime es su victoria»
Lectura 4: Isaías 54,5-14 «Con misericordia eterna te quiere el Señor, tu redentor»
Salmo: «Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
Lectura 5: Isaías 55,1-11 «Venid a mí, y viviréis; sellaré con vosotros alianza perpetua»
Salmo: «Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación»
Lectura 6: Baruc 3,9-15.32—4,4 «Camina a la claridad del resplandor del Señor»
Salmo: «Señor, tienes palabras de vida eterna»
Lectura 7: Ezequiel 36,16-28 «Derramaré sobre vosotros un agua pura, y os daré un corazón nuevo»
Salmo: «Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío»
Epístola: Romanos 6,3-11 «Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más»
Salmo: «Aleluya, aleluya, aleluya»
Evangelio: Mateo 28,1-10 «Ha resucitado y va por delante de vosotros a Galilea»
En la madrugada del sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María la Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra, pues un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó encima. Su aspecto era de relámpago y su vestido blanco como la nieve; los centinelas temblaron de miedo y quedaron como muertos. El ángel habló a las mujeres: «Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. No está aquí: HA RESUCITADO, como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus discípulos: “Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis.” Mirad, os lo he anunciado.» Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «Alegraos.» Ellos se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies. Jesús les dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán»
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