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Domingo XXXII del T. Ordinario (12-11-17) Huellas en el camino


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes. Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”. Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”. Pero las prudentes contestaron: “Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”. Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: “Señor, señor, ábrenos”. Pero él respondió: “En verdad os digo que no os conozco”. Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora». Palabra del Señor.

*    Reflexión


En este domingo se nos invita a ponernos en caminoy salir a recibir al Señor, pero no de cualquier forma, en muchas ocasiones vamos con prisas, nos centramos en lo urgente y nos olvidamos de lo importante, tendremos que aprender a vivir los momentos de espera, de estar y disfrutar del camino, no podemos quedarnos dormidos o pasivos, la espera debe ser activa. En el mapa, en las guías de este tramo del camino, se nos indica que seguir las huellas de Jesús es mantener las lámparas encendidas para mantener viva la llama de la fe.

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