Ir al contenido principal

No critiques mi trabajo, por favor


Por favor, no CRITIQUES mi trabajo, y menos si tú no lo vas a hacer mejor... si lo he hecho mal, corrígeme (se llama corrección fraterna), pero criticar por criticar y a mis espaldas, eso causa dolor

Tal vez quieras apagar mi luz; pero, aunque en este momento sea muy tenue, es mejor que la oscuridad, es Él, el que la mantiene encendida, por mi sola no podría.

No pierdas tu tiempo apagando mi cirio, intenta conseguir tu propia vela para poder encenderla y alumbrar.

No te das cuenta que lo que me ha costado muchos años, tú lo destruyes con tus críticas y burlas, y también me destruyes a mi... lo hago con amor y lo hago por amor; por tanto, aunque duela «¡Qué bien sé yo la fonte que mana y corre, aunque es de noche!»

Cuando mi cirio se consuma ya habrá alumbrado aquellas "zonas" donde había oscuridad, porque he sido llamada para eso y porque me he ido preparando para ello; hasta entonces, cuando tu soplo apague mi llama, yo volveré a encenderla, aunque me parta, aunque me desvencije, aunque me cueste muchas lágrimas, pero seguiré dando luz, hasta consumirme, porque es mi misión, porque «sé de quién me he fiado» (2 Tm 1,12)... no obstante, tú, que sólo te preocupaste en anularme para sobresalir, seguirás sin ser luz y sería una pena, porque sé que también puedes alumbrar

No perdamos el tiempo los dos... «la mies es mucha y los obreros pocos» (Lc 10, 2) no apagues mi luz, déjame ser luz.


@pasbiopal #pasbiopal

Comentarios

  1. No entiendo cómo alguien puede apagar tu luz, no entiendo por qué te sientes así. Yo llevo toda mi vida luchando, pero no entiendo lo que dices. Pueden criticarme, seguramente lo harán. No lo sé y, si te digo la verdad, me da lo mismo. Pueden destruir lo que hago. Pueden echarme de un lugar, para que no siga trabajando por el Reino de Dios. Pero, ¿sabes qué? que eso es incluso una buena señal de que estaba haciendo algo, aunque fuera poco. Pero lo que no pueden hacer es apagar mi luz. No pueden apagar mi luz porque no es mía. En alguna ocasión he tenido que trabajar poco menos que en la clandestinidad, pero ¿acaso piensas que Dios no hace germinar las semillas enterradas en el suelo? ¿Piensas que valen más las hojas que las raíces? Dios actúa de modo misterioso a través nuestro cuando hacemos su voluntad. ¿Has visto qué aspecto tan insignificante tiene la hostia consagrada? El Cielo se deja comer bajo apariencia de pan. ¿Piensas que, porque alguien te ponga la zancadilla, se va a echar a perder la obra de Dios que actúa en ti? Si alguien sopla tu vela, deja que el Señor haga nacer en ti otra vela más gorda. Porque tu luz no es tuya, sino Cristo mismo en ti.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Un año nuevo, un horizonte nuevo: vivir la esperanza

  ¡Feliz Año 2025, Año del Jubileo de la Esperanza! Comenzamos un nuevo año cargado de promesas, un tiempo para mirar al futuro con ilusión y abrazar el presente como un don de Dios. Todo lo que hemos vivido, con sus alegrías y aprendizajes, nos impulsa hacia un 2025 lleno de posibilidades. Este momento, en el que dejamos atrás un año y nos preparamos para abrazar uno nuevo, nos invita a detenernos. No para quedarnos atrapados en el pasado, sino para mirar todo lo vivido con gratitud: lo bueno, lo difícil, lo inesperado. Dios nos ha acompañado en cada paso, sosteniéndonos aun cuando quizás no lo percibíamos, y en su amor infinito, nos sigue impulsando hacia adelante. " Dad gracias en toda circunstancia, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús " (1 Tesalonicenses 5, 18). Que la gratitud sea la llave para abrir nuevas puertas. Que la esperanza nos impulse a soñar sin límites. Que la alegría y el amor guíen cada uno de nuestros pasos. Que la conf...

El valor de las acciones junto al de nuestras palabras

Había una vez un humilde carpintero que vivía en un pequeño pueblo. Sus manos eran expertas en tallar la madera, y con paciencia y amor creaba muebles que duraban generaciones. La gente del pueblo lo elogiaba constantemente. "¡Qué hermoso trabajo haces!", le decían. "Tus mesas son las mejores que hemos visto". Pero, cuando se trataba de encargar un nuevo mueble, muchas veces preferían a otros carpinteros del pueblo o compraban muebles de menor calidad en otros lugares. El carpintero escuchaba los halagos, pero pronto se dio cuenta de que, a pesar de las bonitas palabras, no se le tenía en cuenta cuando realmente importaba. Poco a poco, empezó a sentir que no valoraban su trabajo. Se dio cuenta de que no era cuestión de escuchar lo que decían, sino de observar lo que hacían. "No me sirve de nada que me digan que mis muebles son los mejores, si luego buscan a otros para hacerlos" , pensaba. Un día, tras reflexionar en oración, decidió tomar una decisión imp...

Más allá del espejo: el autoconcepto en la mirada de Dios

Últimamente me han definido de una manera que me ha herido, y eso me ha llevado a cuestionarme mi autoconcepto. Vivimos rodeados de opiniones, etiquetas y expectativas . Desde que nacemos, la mirada de los demás va moldeando la imagen que tenemos de nosotros mismos. A veces, nos reconocemos en ese reflejo; otras, nos sentimos ajenos a él. Nos preguntamos si somos lo que los demás dicen, lo que proyectamos, lo que hacemos… Pero, ¿es esa nuestra verdad más profunda? Para descubrirnos de verdad, hay una pregunta que puede cambiarlo todo: ¿Quién dice Dios que soy? Su mirada es la única que nos ve con absoluta claridad, sin distorsiones ni condiciones. En ella encontramos la respuesta que da sentido a nuestra identidad. La construcción del autoconcepto: una mirada desde la fe Hay momentos en la vida en los que sentimos la necesidad de hacer silencio y preguntarnos: " ¿Quién soy realmente? " No quién dicen los demás que somos, ni la imagen que proyectamos, sino lo que en...